22/10/11

Lo de Balenciaga en Getaria, es un museo?

El anuncio de "cese definitivo de la violencia" por parte de ETA nos ha pillado psicológicamente en bragas. La gente, en general, está contenta pero muchos y muchas coinciden en señalar que se sienten rarunos y rarunas. Sentimientos encontrados, duelo evolutivo. Javi P3z también nos sorprendió anunciando el cese definitivo de sus actividades programadoras y musicales en el Etxekalte. Es el fin de varias eras.

Las últimas semanas han sido muy intensas, y necesitaba tomarme un descanso. Estoy de puente largo, y me he convertido en turista sin salir del territorio. Ayer me puse guapa, recogí a mi hermana y a una amiga, y nos fuimos las tres a ver el Museo Balenciaga a Getaria.

Hacía un precioso día de otoño, fresco y soleado, y fue muy agradable. Nos echamos unas risas, entre Sexo en NY y AbFab, admirando los vestidos, tocados y joyas de la exposición permanente. Pero ya en casa, me planteo otra lectura. La colección del museo está compuesta por piezas donadas por señoras muy concretas, y por lo que pudimos ver, escasas. Nombres de revista Hola!: Sonsoles de Icaza y de León, Mona Von Bismarck, Fabiola de Mora y Aragón, Gracia de Mónaco, Rachel Mellon... Señoras de, hijas de, marquesas, princesas y duquesas. Me interesa más ver expos de quienes vistieron a las "nuevas mujeres": las profesionales, las trabajadoras, las artistas. Dudo incluso que esta colección sea representativa del propio Balenciaga, puesto que faltan sus trabajos más arriesgados y vanguardistas.

Por otro lado, el museo plantea un recorrido unidireccional, no hay discurso crítico, sino tan sólo una serie de datos técnicos y biográficos al estilo Wikipedia contenidos en paneles y audífonos. La iluminación es muy tenue; dicen que para conservar las piezas, pero da la sensación de que oculta algo: imperfecciones en los trajes, pero quizá algo más, como los restaurantes que iluminan poco para que no se vea la mierda.

El edificio es bonito y excesivo. Entre una sala y otra, rápidos flashes de azul y verde, una franja de paisaje de Getaria a modo de fotograma y más trajes en escaparates blindados. Todo ello me sugiere una adoración pueril al lujo y al dinero. ¿Era necesario un edificio tan suntuoso? Luego vas a las urgencias del Hospital Donostia y aquello parece la segunda guerra mundial. ¿Porqué, mientras ha corrido el dinero, no han puesto todos esos dineros y arquitectos al servicio de la gente?

Una última reflexión: yo no tengo estudiado el tema de los museos, pero en esta visita me he dado cuenta de que cada vez tienen menos que ver con el arte. ¿Qué es un museo? ¿El de Balenciaga, es un museo porque tiene un edificio espectacular, pagas una entrada, te dan un plano y te explican por dónde tienes que ir, porque te dan un audífono y hay visitas guiadas? Y aún más: ¿Es un museo para mujeres? Porque el 100% de las visitantes con las que coincidimos lo eran. Planteé la cuestión durante la visita y mi hermana contestó: "los hombres tienen los estadios de fútbol". Desde luego, es más barato llenar un pelotazo inmobiliario que adopta el nombre de "museo" con trajes donados que con obras de arte. Además, dicen, las mujeres se interesan más por la cultura (como espectadoras) que los hombres.

Una vez que sales del edificio, el recorrido estipulado te pone en una de las calles principales del casco histórico de Getaria, convertido en un parque temático de cultura vasca para turistas: aquí un restaurante de delicioso y carísimo pescado y marisco; aquí una tienda marinera, allá un delicatessen de productos con label. Compruebo resignada que mi queso de Idiazabal favorito, el Mausitxa, ha ganado un montón de concursos y ahora se vende a precio de oro. Compramos anchoas y bonito del norte embotado en aceite de oliva.

Las vascas ya no damos miedo. Suponemos que ahora que "somos más españoles", como decía sarcásticamente mi hermana, nos visitarán más los españoles de verdad. Pobres. Les sugiero que no se dejen seducir por los itinerarios prefabricados, porque, de lo contrario, tendrán que pagar el "impuesto revolucionario" de los especuladores.

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